Por qué los líderes divertidos son los mejores, según la Universidad de Stanford
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A propósito de este tema, las profesoras Jennifer Aaker y Naomi Bagdonas imparten un curso en Stanford sobre el humor en los negocios. La edad promedio de sus estudiantes es de 23 años. “Escuchamos a líderes jóvenes sobre la increíble presión de ser el rostro de su organización”, dice Aaker. “Muchos luchan porque se aferran a la falsa dicotomía entre tener sentido del humor y tomar su trabajo en serio. El correcto equilibrio entre la gravedad y la ligereza les da poder a ambos”. Ambas docentes destacan la capacidad del humor en el liderazgo para construir culturas más fuertes, dar rienda suelta a la creatividad sin anclajes e incluso mejorar la capacidad de negociación.
Las pruebas de la efectividad del humor son múltiples. Bagdonas señala que las culturas que incorporan el humor son más resistentes y muestran mayores índices de resiliencia. También es útil en momentos de estrés porque libera oxitocina, facilitando el vínculo social y aumentando la confianza. La investigación de las autoras indica que las muestras apropiadas de humor incrementan las percepciones de confianza y competencia de los empleados, mientras que la risa nos conduce a un estado más elevado. Por supuesto, no deben tener cabida los chistes sexistas, machistas, racistas u homófobos que apunten a la discriminación de grupos o colectivos oprimidos.
Buscar el tono, el contexto y el formato del humor
Las expertas subrayan que a la hora de buscar el tono existen numerosos estilos: existen personas espontáneamente divertidas, pero también es correcto planear bromas determinadas para presentaciones o discursos en público. Mientras que existen líderes extrovertidos capaces de inventar in situ coloridas historias, otros aportan pinceladas de humor que solamente aprecian unos pocos.
Lo fundamental es que el sentido del humor funciona como un músculo, cuya fortaleza aumenta conforme al uso. Introducir comentarios ligeros y divertidos es importante no solamente en las presentaciones, sino también en conversaciones informales, correos electrónicos y reuniones de empresa. Es importante detectar el contexto y si hay cabida para el humor: nunca usarlo en situaciones extremadamente serias, para avergonzar a un subordinado o para desviar la atención de un cliente insatisfecho.
Origen: Por qué los líderes divertidos son los mejores, según la Universidad de Stanford