L.I.D.E.R.A.R..© Las 7 claves más importantes del Liderazgo en un solo acrónimo, sencillo de aprender y fácil de utilizar
Luego de estudiar el tema durante años y de haber consultado a muchísimos autores me aboqué a la tarea de realizar una síntesis con la cual poder trabajar el tema del liderazgo de una manera práctica y accesible. Es por ello que desarrollé este acrónimo que condensa las siete claves principales del tema Mi interés es que este acrónimo te ayude memorizar rápidamente los aspectos más importantes de Liderazgo humano, a enseñar estos conceptos, a utilizarlos en la práctica, a evaluar tus actitudes de líder, a realizar planes de acción e incluso como guía para profundizar en el estudio del tema.
- L: LOGRAR. Un líder sabe lo que quiere lograr. Tiene una visión y la contagia.
- I: INTERÉS. Un líder debe tener interés – asumir la decisión – y mantener el interés, la motivación de sí mismo y de su equipo.
- D: DIRIGIR. Un líder debe saber dirigir un grupo, tomando las decisiones correctas.
- E: EMPATIZAR. Un líder debe empatizar con su gente, lograr un vínculo emocional con ellos.
- R: RESPETAR. Un líder debe respetar a cada miembro. Tanto a sus seguidores, como a los neutros y especialmente a los detractores.
- A: ADMINISTRAR. Un líder debe saber administrar lo que afecta a su grupo: administrar recursos, capacitación, seguridad, tiempos, conflictos, problemas y crisis.
- R: RESPONDER. Un líder debe responder con resultados concretos.
“El buen líder motiva a las personas en su entorno laboral. El extraordinario líder, más bien, crea un entorno donde las personas se motivan a sí mismas.” David Fischman.
Daniel Goleman, experto mundial en Inteligencia Emocional, afirma que la automotivación, es una habilidad maestra, fundamental en las personas que desean ejercer el liderazgo.
Las decisiones, las estratégicas y las prácticas del día a día, conforman la estructura de gestión de un buen líder. Un jefe, manda todo el tiempo, ordena, exige, presiona, amenaza, castiga, manipula. En cambio un líder manda sólo al principio. Asigna tareas pero enseña y desarrolla a la gente mientras tanto. Con la práctica, un líder logra que cada uno sepa lo que tiene que hacer y haga las cosas que debe sin necesidad de supervisión. Cuando, en cada paso de ese proceso, el líder toma decisiones correctas, se tiene además, a un gran líder.
Un líder desarrolla la habilidad de conectar con su gente, de saber lo que piensan y lo que sienten y de hacerles comprender lo que él siente y piensa. Para ello el líder desarrolla una empatía tal que sabe y conoce el efecto que tendrán sus acciones y decisiones en su gente. Daniel Goleman llamó “Líder Resonante”, a ése que lograba crear un vínculo dinámico con su gente inspirando en ellos sentimientos de unidad, orgullo y al fin y al cabo, lealtad.
Un mal jefe puede administrar tareas en un grupo sin poder ver las diferencias entre sus miembros ni distinguir el trato entre sus diferentes tipos de integrantes. En cambio un líder respeta a cada persona y a la vez tiene en cuenta cómo se comporta cada uno.
Covey comentaba – en el libro El 8vo Hábito – que 20 años después de enseñar liderazgo, pensando que el liderazgo lo resolvía todo en las instituciones, comprendió que las cosas materiales no podían liderarse. Los recursos, los procesos, la información, no necesitan liderazgo. Necesitan una administración correcta y eficiente.
Un administrador puede nunca llegar a ser un buen líder, pero un buen líder necesariamente implica ser un buen administrador. Los habilidades blandas de un gran líder, por más influyente y carismático que sea, difícilmente logran compensar los errores de una mala administración. Si el líder no descolla en administración siempre suple esa habilidad apalancándose en los talentos administrativos de un equipo técnico especializado. Pero nunca deja esa dimensión descuidada. Porque es clave.
El camino de todo líder comienza cuando alguien nota que es más responsable que los demás. Cuando en el trabajo llega antes del horario y se va último, cuando la calidad de su trabajo destaca y cuando se ofrece a hacer lo que otros no hacen. Cuando en la escuela, ésa persona estudia más que la media e intenta ayudar a los demás a que aprendan. Cuando en el barrio o en el edificio, esa persona organiza una reunión para tratar de resolver un problema que afecta a todos. Básicamente un líder es alguien que RESPONDE y que hace más de lo que le corresponde. Por ello de un verdadero líder se espera responsabilidad. Y muy especialmente, responsabilidad por los resultados. Un líder quiere resultados, quiere una meta, quiere cambiar algo, producir un efecto y por ello asume el liderazgo y se responsabiliza por los resultados. Un líder que no se hace cargo, no es un líder. Como mucho podrá ser un administrador fracasado, pero nunca un líder.
Es importante que comprendas que no estás obligado a ser líder, eres libre de aceptar el liderazgo como un llamado especial, en un momento especial de tu vida. Pero nadie te obliga. Puedes decir con total libertad “hoy me animo” y arremeter o puedes decir “ya tuve suficiente, he cumplido con mi etapa de líder”. Ambas actitudes, si son decisiones personales y libres, son correctas. Puedes decidir en cualquier momento, eso sí: asumiendo las consecuencias de decidir. A veces perder lo obtenido, a veces ganar algo diferente.
Un líder experimenta el respeto y el afecto de su gente y siente frecuentemente que ha dejado un legado, una marca en la vida de muchas personas. Por ello sabe que vale la pena todo el sacrificio realizado. Ésta es la recompensa del líder, una recompensa que saborea – apenas – para ir nuevamente, frente a su gente, tras un nuevo sueño.